Instantes de Oti Raskovsky

Cada vez, antes de empezar
 
Con igual desasosiego estoy otra vez ante un trozo de arcilla.

Sumergida en el ámbito del yo misma, librada a un algo en mi: un espacio rodeado de ausencias sin vacíos.

Quiero llegar a ese algo subyacente detrás de la nada, en el hechizo de ese espacio de contenidos entrañables, anhelos difusos, impulsos vagos.

¿Capturar todo eso modelando la arcilla? ¿Obedeciendo qué mandatos? ¿Qué movimientos se juegan hasta elegirse y quedar instalados en materia concreta que la realidad ofrece?

Mi mano busca formas en la arcilla: Y ellas emergen indefinidas, cambiantes, caprichosas, extrañas, sucesivas, precipitándose unas en otras, en el esbozo de un algo.

Luego habrá que desbastar, socavar, ahuecar, para que no explote, en el horneado con calor intenso, sin el cual, el universo entero de esos instantes no podría hacerse perdurable.

Y entonces estoy, consciente, en un camino abrumador. La tarea es esfuerzo, voluntad, paciencia, cuidando los movimientos transformadores, orientados. Alí está el goce liberado.

Y como decia Goethe hablando de sí en el proceso creador "...saldando cuentas con uno mismo, tranquilizando el alma".

Y en las formas recortadas que acaricio, ya estoy con el afuera: son formas que se nombran, se comentan, son propias y se entregan.

Ya es un mundo compartido.

Carlota Raskovsky