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... Cuando siento necesidad de expresar sin palabras algo muy
personal, puedo
crear con las manos. Y nunca sé con anterioridad qué voy a decir con ellas;
pero sí sé que es mi lenguaje silencioso, que es también comunicación o, por
lo menos, una búsqueda de integración de estados anímicos íntimos y de su
representación .
Es un elemental y no elaborado uso de la arcilla, sintiendo su
contenido en los dedos que se hunden, o al deslizar las manos sobre la materia
fría o tibia, lisa o rugosa. Es la aspereza o el pulido suave; la luz con la sombra
que realza o que oculta; el movimiento que envuelve, que encierra, que
sugiere; un adentro que se guarda o que se expande en líneas insinuadas o
quebradas.
En esos momentos tengo la sensación mágica de lo creado. Si en mis esculturas
no hay técnica definida, en cambio se repiten - en toda la variación de estilos
- las mismas espirales envolventes. Y creo que en ello reside la esencia
expresiva de un proceso detenido por la forma esculpida o modelada, pero que tiene
el movimiento armónico de la vida.
Lo modelado está, de alguna manera, en conexión con procesos íntimos.
Las viejas imágenes - fantasías primordiales - se abren camino desde el
inconsciente para dar la forma esculpida. Responden a momentos de
crecimiento, a aspectos de un mundo interior que refleja modalidades de ciertos
instantes, como expresión de un proceso y un reencuentro. Es un
reconocimiento de estados emocionales a través del tiempo: Ahí estoy yo, en ese
momento, así y con esa forma y no de otra manera. Así me muestro sin verme
y asi me descubro.
Carlota Raskovsky
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